MARCOS MATA, EL CAUDILLO MARPLATENSE

Es enorme el desempeño de Marcos Mata. El gran año que tuvo en Peñarol, en el que pegó una salto exponencial de calidad, lo está redondeando con su participación en los Juegos Olímpicos de Londres defendiendo la camiseta de Argentina. Además, no sólo se convirtió en el primer basquetbolista marplatense en conseguirlo, sino que comienza a ser un verdadero caudillo para futuras generaciones de la ciudad.

Si observamos la definición de caudillo en la Real Academia Española encontramos que es el “hombre que, como cabeza, guía y manda”. Sin dudas, Mata se ha vuelto el espejo que todo joven que empieza a construir sus pasos en este deporte quiere ser.

Su lugar, su territorio, es Mar del Plata. Surgió de Kimberley, jugaba al fútbol y cambió a tiempo al básquet. Y, ya desde muy pequeño, con 16 años, comenzó a sentir el peso de la camiseta de Peñarol. Decir Marcos Mata es sinónimo del club del Materno. Ahí radica su historia, sus hazañas, sus batallas y logros. Y vaya si los hubo.

Él es caudillo a su modo. No es la voz de mando, pero con su ejemplo es capaz de guiar. Asumió la responsabilidad del trabajo desde que se decidió por esta forma de vida. Resignó deseos en pos de convertirse en el jugador que hoy es una realidad. Abrió un camino y hoy es mirado por muchos como un referente, como un ejemplo, incluso un ídolo.

Tuvo un debut fantástico en estos Juegos Olímpicos. Se vio a Marcos Mata en estado puro. Tomó su primer tiro, de tres puntos, y lo convirtió. Defendió como siempre y tuvo dos bloqueos con su sello, con su elegancia y potencia para saltar. Incluso tomó la determinación para amagar un tiro y encarar el aro para volcarla.

Tiene un físico privilegiado. Ya toda la prensa nacional se convenció de eso. Puede llegar a cualquier parte en cuestión de segundos, defender a cualquiera, jugar en el perímetro o hasta postearse.

Muchas veces se lo considera un comodín. Se acomodó en Peñarol como un gran defensor, pero pronto comenzó a lucirse en la faceta ofensiva. Y, en el último tiempo, le agregó un fuerte protagonismo. Con el tricampeonato consumado fue titulado como “el ídolo silencioso”. Porque siendo introvertido muchas veces es el que más se hace notar. Fue figura en muchos partidos y también torneos. Cuando el equipo no aparece, él sí. Y si los suyos no responden es capaz de juntar coraje, volar y volcarla hasta estremecer al más distraído de sus compañeros.

Julio Lamas lo prefirió en esta Selección antes que a Paolo Quinteros. Es que, además de ser caudillo, Marcos Mata es el presente y futuro de los argentinos. Y es marplatense. Bien arraigado al Materno. Un ejemplo de Peñarol.

 

Los Martines