“NUESTRO” CAMINO AL TRICAMPEONATO

Cuando comenzamos a reunirnos para transmitir a Peñarol, la dirigencia milrayita se debatía con la extraña situación de tener los recursos para mejorar el equipo para la temporada 2006/07 y que la dupla de representantes que monopoliza el mercado de jugadores de Liga Nacional no se lo permitía. Sabíamos que no iba a ser una temporada sencilla y pese a no tener la edad acorde (24 años) íbamos a tomar el riesgo.

Por aquel entonces (junio de 2006), lo único que como producción independiente deseábamos, era cubrir el país transmitiendo al equipo, nunca imaginamos lo que vendría meses después. Además no podíamos ilusionarnos demasiado, porque la distancia que establecieron Villanueva y Raffaelli con la directiva milrayita, hizo que el armado de plantel se haga en contra del sistema y con jugadores por afuera del monopolio que establecieron (y lo siguen haciendo) estos representantes. Por agosto, era una utopía pensar que en mayo relataríamos una final de Liga Nacional.

Ese equipo tuvo “química” muy rápido, con identificación (Tato Rodríguez, Locatelli, Pittman y Mata), jugadores con hambre de gloria (Diez, Muruaga y Festa), una dupla interna de alto nivel (Osborne y Mikulas), mas un coach identificado y carismático (Romano), así se armó un gran plantel y con la suerte de que nosotros fuimos los únicos en transmitir la Copa Argentina 2006 (con viajes por Bahía Blanca, Comodoro Rivadavia y Rosario), primera prueba para todos. Acaparamos toda la audiencia al estar solos en cada ciudad y nos sirvió para darnos a conocer con el hincha milrayita y con la “yapa” de que Peñarol llegó a la final.

La liga nos llevó desde Comodoro a Santiago del Estero, encima Peña fue primero toda la serie regular, ganó el Súper 8 (título después de 12 años) en Neuquén, volvió a una final de LNB después de 13 años y encima los clásicos tenían gran paridad, mucha emoción y pese a ganar 6 de los 7 que se jugaron, tenían un color especial…con ese “combo” inesperado arrancamos una temporada llena de emociones, que la gente adoptó enseguida y solo era el comienzo.

Hay que marcar un antes y un después de la llegada de Leonardo Gutierrez y Martín Leiva, pero previo a esa llegada tuvimos la increíble chance de viajar por el continente con Peñarol y como transmisión independiente le dimos un valor extra.

Después del Sudamericano de Brasilia, el cruce con Defensor y el viaje a Montevideo, llegó Mexicali (México, en la frontera con USA) y en aquella lejana ciudad donde transmitimos a altas horas de la noche en nuestro país, los cambios de tarjeta de telefónica, la diferencia horaria mediante, las peripecias para lograr las comunicaciones y todo ese sufrimiento (y aprendizaje) para culminarlo con el primer título internacional de la historia de un equipo marplatense, único e irrepetible.

De ese momento hasta la actualidad recorrimos muchos kilómetros (mas de 200.000), partidos (mas de 400), títulos (11), finales perdidas (5), pero mas que nada tuvimos el agrado de ver la evolución en el día a día de una de las egemonías mas grandes de todos los tiempos y eso periodísticamente tiene un valor enorme.

Como de temporada a temporada, se arma un plantel, quien te hace mas grande el equipo, por donde se empieza, con que prioridades se arma un proyecto ambicioso y que sea exitoso. En la actualidad, varios equipos que gastan grandes cantidades de dinero, pusieron un freno a la locura del mercado de oferta y demanda y copiaron el modelo Peñarol.

El equipo del tricampeonato histórico, nos brindó la invalorable oportunidad de conocer al jugador mas influyente de los 27 años de la Liga Nacional, Leonardo Gutierrez y a un ladero vital como Martín Leiva, dos tipos con una increíble capacidad de motivación constante que llevaron mentalmente a que este equipo a durante mas de 160 partidos lograr la triple corona de manera contundente.

Como transmisión tenemos la satisfacción del apoyo incondicional y masivo de los milrayitas, situación que nos sorprende día a día, porque el estilo nuestro no es el habitual y además porque se dio de manera natural. En distintas ciudad cruzarnos hinchas de Peña que te agredezcan el laburo que hacemos, en la ciudad misma que te alienten a que sigamos haciendo este laburo es algo increíble. O también cuando estamos en algún partido de visitante y el contador de computadoras prendidas escuchando la transmisión supera las 1.000 on line por juego, es algo que no dejará de sorprendernos.
Quizás ese afecto constante de los peñarolenses sea el motor para seguir al frente de este proyecto y que nos obliga a seguir viajando a la par de de este equipo que sigue escribiendo la historia grande del deporte de Mar del Plata.